domingo, abril 06, 2014

Sinaí. HRW denuncia el tráfico de esclavos, la mayoría víctimas cristianas

Cristianos eritreos orando
(www.blackchristiannews.com)
Según un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos (2007), el tráfico de personas se estima entre cuatro y 27 millones de víctimas; las víctimas provienen de 127 países. 

Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (2005), este delito produce 32 billones de dólares anuales. El 3 de octubre de 2013 el mundo se sorprendió por la muerte de 366 inmigrantes eritreos en las costas de Lampedusa (Italia). 

En febrero de 2014 un informe Human Rights Watch (HRW) denuncia en Berlín la indiferencia internacional ante el drama humanitario del tráfico de personas de la península del Sinaí. La mayoría de las víctimas son de ori eritreos Tigriña, y sus traficantes son sudaneses y eritreos de etnia Rashaida y Beja (musulmanes), en complicidad con autoridades sudanesas y egipcias. El informe de 79 páginas, “‘I Wanted to Lie Down and Die:’ Trafficking and Torture of Eritreans in Sudan and Egypt” (“‘Quería recostarme y morir’: Trata y tortura de ciudadanos eritreos en Sudán y Egipto”), documenta 59 incidentes de víctimas eritreas que desde 2010 sufrieron las torturas propias de una película de terror. 

“Los funcionarios egipcios han negado durante años los abusos aberrantes contra refugiados que se producen ante sus narices en el Sinaí”, expresó Gerry Simpson, investigador sénior del programa de refugiados de Human Rights Watch y autor del informe. 

Según el informe "The Human Trafficking Cycle. Sinai and Beyond" ("El ciclo del tráfico humano. El Sinaí y más allá") de la Universidad holandesa de Tilburgo, de 2009 a 2013, entre 25.000 y 30.000 personas han sido víctimas de las mafias que trafican con personas en el Sinaí; de ellas, entre 5.000 y 10.000 han muerto. En el Sinaí hay bandas islamistas, que trafican armas, drogas, órganos de personas, y esclavos eritreos y etíopes. En abril de 2013 Israel cerró su frontera con Sinaí, impidiendo el paso de refugiados; entre 2006 y 2012, unos 40.000 eritreos atravesaron el Sinaí y entraron a Israel.

Las víctimas sufren sádicas torturas para que sus familiares paguen hasta 40.000 dólares (30.000 euros), bajo la amenaza de matarlos y vender sus órganos si no pagan. 

"Todos los testigos entrevistados por Human Rights Watch dijeron que vieron o experimentaron abusos a manos de los agresores tales como, violaciones sexuales a hombres y mujeres, aplicaciones de descargas eléctricas, quemaduras en los genitales y otras partes del cuerpo con hierros calientes, agua hirviendo, plástico o caucho fundido y cigarrillos, los golpeaban con varillas o barras metálicas, los colgaban de los techos, los amenazaban con quitarles la vida y los sometían a privación del sueño por largos períodos." 

Desde 2004 más de 200.000 eritreos (sobre todo cristianos Tigriña) han huido del tiránico gobierno comunista de Issaias Afewerki (que gobierna desde 1991), arriesgando sus vidas al salir de campamentos donde la ayuda humanitaria está restringida; Afewerki ordena matar a quienes intenten salir del país, un buen número de emigrantes son jóvenes bien educados que buscan llegar a Europa, o Medio Oriente, donde algunos tienen familiares. Unos 130.000 refugiados eritreos están registrados en Sudán; desde 1960 llegaron eritreos musulmanes y de lengua árabe, que fueron bien acogidos en Sudán, mientras los cristianos (que predominan desde 2004) son mal acogidos por hablar tigriña, tienen pocas oportunidades laborales y a veces sufren deportaciones en masa.
En Kassala (Sudán, en la frontera con Eritrea), ciudad en el camino al campamento de refugiados de Shagarab, policías corruptos capturan a los refugiados y los entregan a los Rashaida y beduinos, que los llevan por el río Nilo, sometiéndolos a torturas, hambre, sed, y violando a las mujeres; los hacen llamar a sus familiares por teléfono, y los llevan a Arish (Sinaí) donde los mantienen por varios meses.
 
La fe cristiana es un soporte para muchas víctimas; un sobreviviente cristiano cuenta: “Al ver que llevaba un collar con la cruz, me ordenaron que quemara una Biblia. Al principio me negué, pero las palizas eran tan duras que lo acabé haciendo”. 

Algunas familias entregan la cuantiosa suma tras vender sus viviendas o bienes, y sus familiares son liberados, pero a menudo son capturados por la policía egipcia, que los acusa de inmigrantes ilegales, les niega asistencia médica y les niega la ayuda de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR); la policía solo los liberan cuando la familia les envía dinero para un tiquete aéreo rumbo a Etiopía. Algunas víctimas consiguen quedarse en El Cairo (en el suburbio Ard al-Liwa), pero se sienten acosadas por la red de las autoridades corruptas y algunos han sido asesinados. 

Oremos y trabajemos por nuestros hermanos eritreos; también podemos apoyar la campaña de Avaaz para detener esta tortura firmando en: http://www.avaaz.org/es

Fuente
González, Ricard. "46 días de tortura en el desierto". El País, Madrid. 26 de enero de 2014. En: 
HRW. Egipto/ Sudán. Encrucijada de la tortura y el tráfico de personas, 11 de febrero de 2014. En: http://www.hrw.org/es/news 
Lea el informe "Quería recostarme y morir’: Trata y tortura de ciudadanos eritreos en Sudán y Egipto" (en inglés) aquí: http://www.hrw.org 
Lea el informe "El ciclo del tráfico humano. El Sinaí y más allá", del 4 de diciembre de 2013 de la Universidad holandesa de Tilburgo (en inglés) aquí: http://www.eepa.be/wcm
Polaris Project. Human Traficking Statistics. Washington, 2013. En: http://www.cicatelli.org (en inglés)
¿Quiénes son los cristianos de Eritrea?, 12 de febrero de 2013, En: http://cristianosperseguidosayeryhoy.blogspot.com

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