Testigos en el pueblo de Marashda, en la provincia de Qena, dijeron que varios
comercios y automóviles de cristianos coptos fueron incendiados durante la noche
del pasado 18 de enero (2013) después que ciudadanos musulmanes acusaron a un
comerciante sexagenario de haber agredido sexualmente a la pequeña.
La violencia volvió a estallar después de las
oraciones del viernes cuando, según testigos, los manifestantes rodearon la
iglesia central de Abu Fam, que apedrearon y trataron de invadir. Algunos se
treparon a los muros de la iglesia y destruyeron una cruz en la cima. La policía
lanzó gases lacrimógenos para contener a la multitud.
El director de seguridad de Qena, general Salah
Mazid, aseguró que la policía investiga la acusación contra el comerciante, que
se presentó en una estación policial cercana. Un residente que vive cerca de la
iglesia acusó a islamistas extremistas de haber difundido la versión para
incitar un ataque contra el templo. «Nos están aterrorizando. Tratan de hallar
un motivo para atacarnos», dijo el ciudadano, que pidió no ser identificado por
temor a represalias. «En un momento este pueblo se convirtió en una bola de
fuego». «Sabemos quiénes están detrás de esto», dijo, refiriéndose al Grupo para
la Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio, una organización que, según
afirmó, en los dos últimos meses ha visitado cafés y ha prohibido fumar. Agregó
que obligan a los musulmanes a ir a las mezquitas para orar.
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