Un maxi secuestro de 150 fieles greco-católicos conmocionó a la comunidad cristiana en el pueblo de Rableh el pasado 25 de septiembre de 2012, situado entre la frontera con el Líbano y la ciudad de Qusayr, en la provincia de Homs. Se trata de obreros y campesinos, hombres, jóvenes y mujeres, que estaban trabajando en los campos recogiendo manzanas, una importante fuente de ingresos para la población local. El católico Abou Fadel, padre de una de las víctimas, contactado por la Agencia Fides, narra que escuchó disparos y metralletas, “así que fuimos a ver lo que estaba sucediendo. Vimos muchas camionetas y pick-ups que se llevaban a la gente. En los campos quedaban sólo las cajas con las manzanas recogidas”.
El Patriarca greco-católico de Damasco, Gregorios III Laham, al ser informado de lo ocurrido, denunció: “Hago un llamamiento a todos los beligerantes para que respeten los derechos civiles y salven las vidas inocentes”.
Al día siguiente (26 de septiembre), otros 130 civiles fueron detenidos y secuestrados por bandas armadas en la zona, llegando así a 280 rehenes, todos cristianos. Los rehenes fueron encerrados en una escuela en el pueblo de Gousseh por los secuestradores, con la intención tratar un posible rescate. El mismo día, tres cristianos, que habían sido secuestrados en el pueblo de Said Naya hace unos días, han sido encontrados asesinados en la cuneta de una carretera.
El comité local de la “Mussalaha”, la iniciativa popular de reconciliación desde abajo, propuso una solución al problema a través del diálogo y la paz. El punto, según Fides, es que se "trata de bandas armadas no identificadas y fuera de control, que actúan de forma independiente y no hacen referencia al Ejército de Liberación de Siria (Free Syrian Army). Esto hace que la negociación sea mucho más difícil”.
Sin embargo el mismo 26 de septiembre, el comité consiguió establecer contacto con los sirios presentes entre los secuestradores. El tema central de las negociaciones, según Fides, fue el principio de “evitar el conflicto fratricida y la guerra confesional: somos sirios, somos un solo pueblo, estamos del mismo lado”. El éxito de la operación lo demuestra la liberación incondicional de los civiles, todos ilesos, y de la decisión de algunos de los secuestradores - miembros de grupos de oposición de la misma aldea de Rableh - de unirse al movimiento “Mussalaha” interconfesional y multiétnico, que tiene la intención de revivir el espíritu de unidad del pueblo sirio, en su peculiar mosaico etno-religioso.
La liberación se ha celebrado en la aldea con una ceremonia solemne de reconciliación, a la que han asistido todos los jefes de las familias y de los clanes, cientos de personas involcradas y sus familias, líderes religiosos, cristianos y musulmanes. En la celebración, se ha citado al Papa Benedicto XVI como un “líder espiritual que ha indicado el camino de la reconciliación para Siria”.
El sacerdote greco-católico p. Bakhos ha celebrado en su iglesia de Rableh una misa de acción de gracias, señalando que “de un mal puede nacer un bien”. Al ser contactado por la Agencia Fides, ha dicho que “el resultado de esta historia da un gran alivio a la región: esperamos que la misma dinámica de reconciliación pueda producirse también en el pueblo de Qusayr”. Rableh durante meses ha sido “asediada” por bandas armadas de diferentes orígenes. El resultado positivo de esta “crisis de los rehenes”, explican fuentes de Fides, podría servir como “precedente alentador para la reconciliación entre la población civil en la región devastada de Homs”.
Fuente http://www.fides.org/