A ellos, el Papa se dirigió con profunda admiración por su valentía y dijo estar muy cerca de sus sufrimientos: "Decid en vuestras casas, a vuestros familiares y amigos, que el Papa no os olvida. Decid en vuestro entorno que el Papa está triste a causa de vuestros sufrimientos y lutos. Él no se olvida de Siria en sus oraciones y es una de sus preocupaciones. No se olvida de ninguno de los que sufren en Oriente Medio. Es el momento en que musulmanes y cristianos se unan para poner fin a la violencia y a la guerra”. Además, les recordó que en esta parte del mundo nació Jesucristo y comenzó el cristianismo y les dijo que no tuvieran miedo y abriesen su vida a Dios.
También se dirigió a los jóvenes musulmanes que asistieron al encuentro y les dijo que ellos junto con los cristianos son el futuro del país y de Oriente Medio. A todos ellos, les invitó a aprovechar la juventud para ambicionar los grandes ideales y cultivar buenas amistades porque con ellas se termina con la división y el enfrentamiento: “La belleza del Líbano se encuentra en esta bella simbiosis. Es necesario que todo el Oriente Medio, viéndoos, comprenda que los musulmanes y los cristianos, el Islam y el Cristianismo, pueden vivir juntos sin odios, respetando las creencias de cada uno, para construir juntos una sociedad libre y humana”.
En medio del ambiente festivo, Benedicto XVI les animó también a descubrir el valor del perdón y de la reconciliación porque son, dijo el Papa, los caminos para la paz y el futuro.
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