El Obispo Golta, en calidad de representante de las Iglesias católicas presentes en Egipto, ha tomado parte en la Asamblea Constituyente llamada a escribir una nueva Constitución. Hoy confirma a Fides las razones que le han llevado a él y a otros representantes cristianos a retirarse de ese organismo: “El trabajo comenzó bien, pero a un cierto punto se hizo evidente que los Hermanos Musulmanes y los salafistas querían imponer una Constitución islámica. Discutimos con sus líderes, pero no escuchaban razones. Nos dimos cuenta de que nuestra función era sólo decorativa, y nos fuimos”.
Según el Obispo Golta, en el país del norte de África se está jugando una partida geopolítica que será decisiva no sólo para la región del Medio Oriente. “Egipto no es Mali. Se encuentra en la encrucijada de Europa, Asia y África. Vivimos más de diez millones de cristianos. La economía se basa en el turismo y el comercio. Por eso no se puede aceptar el que se convierta en un país islámico. Pero existen estrategias internacionales que proyectan una división de Egipto. Y quién pagaría el pecio sería la población. Yo - continua Anba Golta - amo a mis hermanos y hermanas musulmanes. He realizado mis estudios y mi doctorado sobre la cultura islámica. Pero para todos nosotros, la apuesta está abierta y se trata entre si se caminará hacia un país fanático o hacia un país civil”.
Para el Obispo Golta, el nudo de fondo a la cuestión es la relación entre política y religión: “Quién quiere ser religioso, no puede pretender obligar por ley a la gente a orar, a no beber alcohol y a seguir todas las prácticas relacionadas con su religión. En los países árabes, sólo si se separan la religión y la política se podrá tener democracia”.
Fuente: http://fides.org/es?lan=spa
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